Gran despliegue escénico, técnica ajustada, sonoridad original y un mensaje con los pies teñidos de tierra colorada, le valieron a el sexteto de Capioví llevarse el premio mayor de esta primera edición del concurso organizado por el Ministerio de Cultura de Misiones y el INYM.
“Acá ganamos todos”, dijo Quique Borches, cantante y frontman al bajar del escenario, sabiendo que la exposición lograda por todas las bandas marcará, indefectiblemente, un antes y un después para cada una de ellas.
Araucaria, como ganadora de esta primera edición, grabará su disco en el estudio local Tierra Soñada y el material será masterizado en el Centro de Investigación en Audio y Música de Tecnópolis (CIAM), para luego ser volcado, como disco oficial y con todos los derechos consignado a la banda, en todas las plataformas musicales.
Además, y como sorpresa para todos, merced a los vínculos generados desde el Ministerio de Cultura con productores del eje cultural guaranítico, que hermana Paraguay con el NEA argentino, Araucaria, como ganadora del Mate Rock, ya está incluida en la grilla de la próxima edición del Taragüí Rock, el evento musical de mayor envergadura del NEA.
“Esto es un premio a la perseverancia y voluntad para seguir y no bajar los brazos. Muerte y renacimiento cada vez, como suele ser en el arte. A veces agota, pero hay que seguir”. ¿Y ahora?. “Ahora la vida sigue, continúa. A seguir tocando, haciendo música, sin laureles. La banda es nuestro cable a tierra. Yo soy docente, pero necesito mi dosis musical todos los días; si no, no duermo, así de simple», dijo Quique Borches, cantante del grupo ganador.
En paralelo a la grabación del disco de Araucaria, el Ministerio de Cultura y el Instituto Nacional de la Yerba Mate, y gracias a un convenio con el INAMU, se grabará un segundo disco, que contendrá canciones de todas las bandas finalistas. De esta manera, en un futuro cercano se podrá disfrutar el disco oficial del Mate Rock.
Un sábado a puro Mate y Rock
Desde las primeras horas de la tarde los trailers y stands de las diferentes yerbateras exhibieron sus productos y ofrecieron presentes a un público que acompañó en gran forma desde el mismo inicio del festival. El Japo Fleitas y Carla Svica, como mestres de ceremonia, presentaron al jurado, compuesto por Polo Peralta, Natalia Chavez, Selene Valie y los Alejandros Batalla y Ojeda, conformando así un tribunal con toda la experiencia y solvencia necesaria para tomar una decisión tan trascendente.
Así, desde apenas pasadas las 18 hs, arrancó el show: Primero fue DeadGone, que desde Oberá entregaron un set de gran precisión y macicez de un metal moderno con grandes links con el nü metal. Luego le llegó el turno a la banda IRIS, que presentaron sus canciones con la suficiencia de veteranos, pero cabe aclarar que la mayoría aún no finalizó el secundario.
Luego se presentó D la Nada, heavy metal argento, pero moderno. Letras anti sistema con el poder de La Renga y la furia de Iorio. Prosiguió Flotando en el Jardín, que sorprendió con un sonido que viajó del post rock al power de un bajo macizo y viola machacante, con vocalizaciones por momentos enchamigadas con el rap metal.
La noche seguía su curso y llegó el turno de LENTE, que llegados de Puerto Esperanza regalaron un set con toda la fuerza de este power trío spinettiano, para dejarle el turno a Manukas, de Leandro N Alem, y sus chacareras heavys matizadas con psicodelia.
La parte de competencia iba llegando a su final y se presentó Mostro, power funk con violas que viajaban de matices soul a cadencias hip hoperas. La última banda en tocar fue justamente la que luego sería la primera banda elegida en las instancias regionales.
Así, la etapa de competencia llegó a su final y dejándole la decisión al jurado y el escenario a Alejandra Melgarejo y su proyecto Aurazul, que marca el regreso de esta gran vocalista a la escena local. Luego fue el turno de Ronda y los Nenekos, un seleccionado de músicos con que, de la mano de la espontaneidad y creatividad de su lideresa, no para de evolucionar.
Luego de cuatro horas de rock misionero del mejor, llegó el turno de Micol, que entre brillos y glamour, desplegó su esencia pop de alto caché para cerrar una jornada que cerró redonda y dejó a todos, tanto a los espectadores como a artistas, organizadores y producción, con una sonrisa dibujada. El Mate Rock fue un punto de inflexión en el rock local, y la aventura proseguirá.